EL SECRETO DE DIOS / Eliette.

07 de abril de 1798. Ciudad de Caen, Francia.

Se santiguaba por última vez frente a la figura de Cristo antes de dar comienzo a la ceremonia que ese día tenía lugar. El Padre Benjamin Guillory custodiaba consigo la admiración y consideración de gran parte de aquellos que habían recibido la Eucaristía a lo largo de sus tantos años al servicio.

Muchos de ellos se encontraban presentes aquel día en el que se unía en santo matrimonio la también conocida hermana del sacerdote, Marlenne Guillory, quien se desposaba con un herrero de parentela humilde, Guillaume Martel.

Desde los bancos prestaban su audición los allí presentes al coro de voces blancas que entonaba la arribada de la novia. Apuntaba vivamente el haz de luz que se destilaba por las vidrieras de la cúpula, incidiendo sobre el núcleo de la escolanía.

Uno de los infantiles rostros parecía fundirse con la claridad del resplandor, hasta el punto de asemejarse a un espectro. El aspecto de Eliette despuntaba del resto de los miembros del coro por la albura que la caracterizaba.

Era su historia un enigma para todos, al menos hasta el momento en que Benjamin Guillory decidió hacerse cargo de su custodia. A partir de entonces es por el pueblo conocida como la protegida e hija del sacerdote.

Si bien su origen y nacimiento fueron marcados por un corrompido pasado, fue Benjamin Guillory quien arrojó luz al camino y presente de Eliette, protegiendo su pureza y guiándola muy lejos de la oscuridad que tras ella permanecía, y que no conocería.

No por ahora.